Goiko Lastola (Hernani): Abril 14, 2018

En el día de la República, cerramos temporada y finalizamos la celebración del XXV aniversario de las Kupelas Asesinas con la tercera visita que hacemos a Goiko Lastola. Y, cosas de la casualidad, por primera vez en 25 años no visitamos en una temporada ninguna sidrería de Astigarraga (aunque para compensar por primera vez fuimos una de Usurbil).

Asistentes: Tere, Johnny, Edu y Nesss

Previo

Mientras Edu, nada convencido de que tenga fuerzas y ánimo para ir esa noche de sidre otra vez, dedica casi todo el día a recorrer Gipuzkoa y Bizkaia en variados transportes públicos, por motivos familiares, Nesss culmina el paseo empezado en la última acta yendo a La Oficina donde pretende tomar una sidra y acaba tomando ciento durante más de una hora, así que se impone una siesta, que ayer hubo sidrería. Sin embargo, una inoportuna llamada de Edu para confirmar la vuelta y mensajes de otras personas no le dejan descansar del todo.

Nesss intenta llegar a la hora y sitio convenidos (20:00 en el Garin), pero desiste por el gentío (bendito sagardo bus de los sábados) así que propone a Tere y Johnny quedar en el Zinkoenea, más tranquilo. Desde ahí ven que la primera salida (20:30) del microbús a las sidrerías lleva poca gente. La idea es pillar el último, a las 21:00, esperando la llegada de Edu estimada a las 20:55. Muchas despedidas de solteras y solteros, y gente meando en la calle. Mucha tensión en Donosti porque el A2 que debía pillar Edu desde Amara (pues se bajó allí en lugar de en la parada final de la estación de buses) va petado y no para. El que ponen de refuerzo tarda unos preciosos minutos, llega también hasta la bandera... pero para y dicen que sólo acepta a cuatro, de los que Edu es el primero dejando a las 11 teenagers gritonas en la calle (de verdad van de sidrería? Les dejarán beber sidra a esa edad?). Desde el camino a Hernani, Edu mutado en sardina en lata urge a Ness que eche a Johnny a las ruedas del microbús de las 21:00 para bloquearlo y hacer tiempo porque ni de coña llega antes de las 21:00. Va indicando por WhatsApp por dónde va y cómo se vacía el bus al llegar a Astigarraga. Entretanto llega el microbús a Zinkoenea, qué estress. Parece que no hace falta echar a Johnny a las ruedas por lo lenta que es la gente pagando. En el mismo momento que ya tocaba subir a Tere, Johnny, y Nesss, Edu baja en su bus en Zinkoenea y llega justo a tiempo tras un sprint esquivando coches. La alegría es casi tan grande como el estrés, aunque después de nosotros aún entra una docena de megarezagados, aunque habíamos sido los últimos de la cola todo el rato. Nos situamos en la parte trasera del bus, así que los baches y badenes nos hacen disfrutar a tope del viaje, que hacemos sentados pasada Itsasburu, donde casi se vacía, la primera del recorrido, con gente joven que prefiere pagar 2 € por el viaje en lugar de hacerlo a pie en unos 10-15'. Otra cuadrilla baja en Iparragirre, y luego quedamos solos nosotros hasta Goiko Lastola (perfecto, por eso vamos allí). Al salir el busero nos recuerda que volverá a por nosotros a las 00:00. Nos cuesta entrar porque no nos gusta cómo nos quedan las fotos que intentamos echar ante la puerta. Edu saca fotos incluso de los petroglifos sidreros.

Sidrería

Bonito interior y con aperos decorativos, con zonas de comer al lado de distintas esquinas donde beber, cocina al fondo a la derecha, baños al fondo a la izquierda, kupelas metálicas frente a los baños y las de madera en una especie de pasillo muy chulo con dos accesos, al par de las mesas. El nuevo color verde de las paredes no nos convence, ni la mesa del final con forma de boomerang (para reuniones VIP?). Nos ponen en una mesa camino de la cocina y somos los únicos que comemos de pie. Cerca nuestro están las mesas de la gente más veterana que nos y junto a la de boomerang otra con una cuadrilla de gente joven (dos de las chicas no se levantaron ni para mear, literalmente). Ambiente relajado lo cual está muy bien para ser sábado, la jefa del lugar se sienta en la mesa al lado nuestro. Ahí hay una que nos saluda desde el principio, ¿qué o a quién quiere o pretende?

De comer, enseguida salen 4 trozos de chorizo a la sidra, muy ricos, una tortilla de bakalao con trocitos de pimientos rojos y verdes, quizá demasiado dorada pero rica; 4 tajadas de bakalao con pimiento verde, algunas de ellas difíciles de masticar (a Nesss le costó tragar) ya que estaban casi tan gomosas como el pan, y además quizá demasiado saladas, las otras dos buenas pero nada de lascas; 1+1 txuletones de buen sabor pero nada tiernos, el primero tenía sangre y el segundo (que oímos cómo usaban el hacha para separarlo del resto de la pieza) nada de sangre (congelado quizás?); de postre, 4 tejas y cigarros de Tolosa, queso, nueves (que mellaron nuestras manos, destacando Johnny haciendo que varias se le quedaran pegadas en la mano) y avellanas (que Edu intentó infructuosamente partir a manotadas), y dulce de manzana. Total 144,20 €, 36€ cada, lo cual nos parece algo caro teniendo en cuenta la relación cantidad- calidad-precio. Revisando la evolución de los precios en Goiko-Lastola las veces que hemos estado: (2009) 28€ cada (ese año otras con precios entre 25-28€ cada), (2011) 31€ cada (otras con precios entre 27-30€ cada), y (2018) 36€ cada (otras entre 32-35€ cada). Es decir, siempre ha sido algo más cara que las demás pero quizá nos duela más pagarlo cuando el bakalao y la carne no han estado a nuestro gusto.

Las kupelas que tenían sidra (las de madera no muy grandes, la verdad, pero coquetas) estaban con grifo para que la gente se sirviese a gusto; no hubo ningún txotx por parte de los kasheros, tirón de orejas. En cuanto a la calidad, la sidra estaba bien y entraba mejor, así que beber, bebimos. Nos gusta el grifo de donde la sidra salía hacia arriba. Nos tiramos unas cuantas fotos, en las que Edu salía gordo, algunas en el trono de madera junto a la cocina y otros en la banqueta junto a las kupelas de madera. También hacemos algunos videos de viaje al interior de la mente, con abundancia de empastes, un clásico de las sidrerías con Johnny. Edu con los pieses muertos acaba por sentarse al final en la mesa y al lado de la kupelas. Aparte de la madurita que nos saludaba ávidamente, socializamos poco con el resto de la asistencia (es lo que tiene que no hubiera ni un txotx ni nadie lo gritara). Destacamos la intervención del cóndor que nos abrió una kupela metálica, otro que se nos apuntó en una ronda, y la jovenzana que abrió otra, nos incorporamos a la cola y, cuando Edu le dijo que podía dejar el grifo abierto, así lo hizo sin mediar palabra para irse con su grupo, pues ospa!!. La camarera nos deja por error una botella de agua en la mesa: todos saltamos inmediatamente para decirle que se la llevara bien lejos. Edu le dijo a dicha camarera que Nesss tenía una pregunta para ella, éste salió por peteneras y le pregunta por los autobuses, muy mal, muy mal. En los postres Edu intenta cazar al vuelo un trozo de nuez que se queda corto y se lanza como poseso sobre la mesa con las manos contra las cáscaras de nueces que le infligen múltiples mataduras en manos y órganos. Tras pagar, esperamos fuera al microbús junto con los jovenzanos, sentados en el banco y malcantando buena parte del repertorio de Siniestro Total.

Epílogo

Al día siguiente Edu y Nesss, con cuerpo perfecto para haber cenado dos días seguidos de sidrería (es que es lo que tiene haber dormido bien), salen a tomar unos pintxos con tragos. Vuelve a destacar el de riñones del Pacheco, tremendo, y las jornadas extremeñas que año tras año parecen extrañamente sincronizadas con nuestras visitas a sidrerías. Anotamos también el pintxo de txampis del Oindi y la ración de alitas del Zinkoenea. A las 15:00 pasamos por Nesss's donde uno se queda de siesta y otro se dirije al tren para regresar a Zaragoza.

Y el año que viene esperamos volver con el XXV aniversario de la I Sagardo-Bira, esto es un no parar!!